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Hyuro wall buff

 

Hyuro doesn´t paint on the streets.

 
I´am not interested to know about her origins, nor when she was born … I do not care where she comes from, let alone where she goes. The interesting thing from Hyuro is Hyuro, here and now. Everything else will always come over.

Her work is intimate and very personal. Her universe, disturbing and seductive. Her language is honest and forthcoming. Her head are her hands and her paintings a gift for the streets of the city.

In her work, Hyuro, does not speak about her… talks to her. Uses the wall as a mirror in which constantly seeks and is, in this process, that painting rescues the echo of that conversation with herself.

As we approached, we found the attraction of who finds an open window. Hyuro give us this gift with painting every wall, allowing us to know a little more of her and, above all, a little more of ourselves.

In this act of recognition, we are confronted with the evidence that wildness is a primary state in which all are equal. The characters we see on the walls is anyone and are each one of us … women, wolves, children, lovers …. others. Yes, the others ones.

Hyuro doesn´t paint on the street. Hyuro talks to the street. And she does it with such respect and affection, which are the others who, as we approached, we paint the walls that she just whispers …
Silence ….

walls….still have a lot to say.
((013 Escif

 

Hyuro no pinta en la calle.

 

No me interesa saber de donde procede, ni tampoco cuando nació… Poco me importa de donde viene y menos aún a donde va. Lo interesante de Hyuro es Hyuro, aquí y ahora. Lo demás siempre será lo de más.

Su trabajo es intimo y muy personal. Su universo, inquietante y seductor. Su lenguaje es sincero y cercano. Su cabeza son sus manos y su pintura un regalo para las calles de la ciudad.

En su trabajo, Hyuro, no habla de ella… habla con ella. Utiliza la pared como un espejo en el que se busca constantemente y es, en este proceso, que la pintura rescata el eco de esa conversación que mantuvo con ella misma.

Al acercarnos, encontramos la atracción de quien encuentra una ventana abierta. Hyuro nos hace este regalo con cada pared que pinta, permitiéndonos conocer un poco más de ella y, sobre todo, un poco más de nosotros mismos.

En este ejercicio de reconocimiento, nos enfrentamos con la evidencia de que lo salvaje es un estado primario en el que todos somos iguales. El personaje que vemos en la pared no es nadie y somos cada uno de nosotros… las mujeres, los lobos, los niños, los enamorados…. los otros. Si, los otros.

Hyuro no pinta en la calle. Hyuro habla con la calle. Y lo hace con tanto respeto y cariño, que somos los demás los que, al acercarnos, pintamos las paredes que ella tan solo susurra..

Silencio….

…las paredes todavía tienen mucho que decir .

(( escif 013